El caracol valiente y el gran árbol mágico

Había una vez un pequeño caracol llamado Carlitos, que vivía en un bosque lleno de flores de colores y riachuelos cristalinos. Carlitos era muy curioso, pero también un poco temeroso porque los animales más grandes siempre le decían: «¡Eres muy lento para explorar el bosque!»

Un día, mientras Carlitos descansaba al pie de una margarita, escuchó un murmullo que parecía venir del viento. «El gran árbol mágico necesita ayuda,» decían las hojas al susurrar. Intrigado, Carlitos decidió seguir el sonido.

Avanzó poco a poco, cruzando charcos, hojas caídas y montones de tierra. En el camino, se encontró con una ardilla apresurada que le dijo: «¡Carlitos, no podrás llegar! El árbol está demasiado lejos.» Pero Carlitos, aunque lento, no se dio por vencido.

Después de muchas horas, llegó al pie de un gigantesco árbol cuya copa tocaba el cielo. Era el árbol mágico. Tenía una rama rota, y el viento soplaba con tristeza. Carlitos observó a su alrededor y usó su fuerte baba para unir pedacitos de corteza y reparar la rama.

El árbol mágico, agradecido, dejó caer una lluvia de hojas doradas y frutos dulces. «Eres pequeño, pero tu valentía y esfuerzo han salvado mi rama,» dijo el árbol con una voz profunda y amable.

Desde entonces, todos los animales del bosque aprendieron que no importa si alguien es grande o pequeño, rápido o lento. Lo que importa es el corazón valiente y la voluntad de ayudar.
Y Carlitos vivió feliz y orgulloso, explorando cada rincón del bosque y demostrando que ser pequeño no lo detenía.