La lectura no solo enriquece el lenguaje, sino que también fortalece el vínculo emocional entre adultos y niños. Iniciar ese hábito desde edades tempranas puede dejar una huella para toda la vida.
Un espacio con almohadas, luces suaves y libros al alcance puede hacer que leer sea una aventura cotidiana.
No importa si es solo 10 minutos antes de dormir. La constancia es clave y ayuda a crear una rutina amorosa.
Utiliza libros con ilustraciones llamativas, historias con ritmo y personajes entrañables. (Aquí podrías enlazar a tus cuentos personalizados o recomendados).
Leer no es solo pasar páginas. Preguntar “¿qué crees que pasará?” o “¿qué te gustó más?” potencia el pensamiento y la conversación.
Cuando los niños ven a los adultos leer por placer, aprenden que leer también es divertido para los grandes.
Cada cuento leído es una semilla de amor, imaginación y conexión. Nunca es tarde para empezar.
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